Un trabajo de investigación identificó nuevas especies de hongos del género Trichoderma, que tienen la capacidad de eliminar completamente las estructuras de resistencia de Sclerotinia sclerotiorum, el hongo causante del moho blanco que afecta a los cultivos de soja, poroto y algodón. Los resultados de laboratorio de este estudio, señalan una nueva vía para el control biológico de la enfermedad. Históricamente, este patógeno se combatía con fungicidas químicos costosos, presentan impacto ambiental y pueden generar resistencia.
La investigación fue desarrollada por Laísy Bertanha, de la Universidad Estatal de San Paulo (Unesp), Brasil, bajo la dirección del investigador de Embrapa, Wagner Bettiol.
Mediante el estudio determinaron que las cepas de Trichoderma yunnanense y Trichoderma dorotheae inhiben hasta el 100 % de la germinación del patógeno. Destacaron que el Trichoderma yunnanense tuvo el mejor desempeño, con una eficiencia del 97,5 % en la eliminación de la germinación del moho blanco, lo que demuestra su potencial como biofungicida.
Los científicos brasileños afirman que el moho blanco es una enfermedad de difícil control, por la prolongada supervivencia de sus esclerocios en el suelo. Resaltaron que la adopción del biocontrol con Trichoderma ofrece una solución más segura y sostenible.
Laísy Bertanha señaló que el uso combinado de diferentes cepas de Trichoderma puede aumentar la eficacia del control biológico y reducir la presencia de la enfermedad en el suelo. Este estudio subraya la importancia de aislar los microorganismos en el mismo entorno donde se aplicarán, para maximizar su capacidad de suprimir patógenos.
Biocontrol se potencia con buenas prácticas agrícolas
Por su parte, Wagner Bettiol destacó que, en el manejo integrado de enfermedades, el biocontrol debe combinarse con prácticas como la rotación de cultivos para reducir la presencia del patógeno en el suelo. Como ejemplo, indicó que la rotación con gramíneas es eficaz porque no son huéspedes del hongo Sclerotinia sclerotiorum.
También señaló que la acción de la materia orgánica en el suelo favorece la proliferación de microorganismos benéficos, lo que permite incrementar la resistencia natural en áreas de cultivos.
Como otras de las medidas importantes para el control del moho blanco, los investigadores resaltaron el uso de semillas de alta calidad y la desinfección de la maquinaria agrícola.
Fuente: Embrapa
